¿Por qué decimos Comunicación cuando queremos decir divulgación?
Comunicación y divulgación
Por Consuelo López Llopis
El concepto de Comunicación está de moda, lo hemos convertido en el comodín léxico de nuestra vida y se utiliza de manera diversa para definir diferentes actividades. Tanto en el ámbito personal como en el profesional, denominamos a “todo” comunicación, para la relación entre personas o animales; como instrumento de la empresa, en la que le ponemos además apellidos como empresarial, corporativa, interna y/o externa. En el Marketing, va acompañada de producto, de servicio, integrada; en acepciones de las nuevas tecnologías: on line, off line y, ahora le ha salido un novio llamado “Canal” para definir su situación las redes sociales.
Si volvemos a su origen, la comunicación en su concepto es la relación entre personas o entre animales, de esta manera se obtiene “comunicación” respecto a su entorno y pueden compartirla con el resto. Sin embargo, existe una diferencia entre ambas relaciones: la capacidad de pensar. El raciocinio, o la capacidad de pensar, es lo que diferencia el comportamiento humano, en cierta manera, del comportamiento de los animales. Y de esta diferenciación surge otro concepto que hace que la Comunicación se convierta en Información.
Según Luka Brajnovic (1991), periodista, profesor y teórico de la comunicación, “casi toda Información necesita ser comunicada, mientras que la Comunicación no tiene que ser siempre informativa”. De esta manera podemos decir que la Información trata de hacer saber sobre actuaciones, proyectos, actitudes, opiniones, en definitiva, da a conocer algo de alguien que sea comprensible para otro, pero para ello necesita transmitirla y aquí aparece la Divulgación.
La divulgación, está asociada a la tarea de información.
Si esto lo trasladamos a la acción que se realiza para dar a conocer los mensajes de las organizaciones y empresas, vemos que se convierte en un compromiso moral como función integradora entre el discurso y los hechos, además con la función de “alimentar” los mensajes con la respuesta que recibe, es decir, de dar forma a lo que se oye. Si nos quedamos con la Comunicación Empresarial, ésta tiene dos funciones esenciales: generar información y divulgarla a sus diferentes públicos a través de diversos canales. Por lo tanto, vemos que dentro de la actividad de “dar a conocer algo”, la empresa debe distinguir dos conceptos esenciales: La Información y la Divulgación.
De ahí el “error” de denominar a todo lo anterior comunicación.
Entonces, cuando una empresa quiere promocionar una novedad, suele acudir a los medios de comunicación como vehículo que lleve sus noticias al público. El éxito, pues en el mercado, depende de la divulgación, y la empresa debe ser sensible a ello.
Dicho todo lo anterior, la divulgación se convierte en una herramienta básica para la gestión empresarial. Saber qué es lo que pasa alrededor de la empresa, cuál es el ambiente externo, cómo se ve y cómo la ven. Si esto lo sabemos, se podrá enfrentar a posibles dificultades y que la misión, propuesta de valor de la empresa no se vean perjudicados. Los medios de comunicación serán los canales por los cuales se divulgue la información.
No obstante, la comunicación no es una táctica sino una estrategia necesariamente avalada por una filosofía y un talante muy determinados, que ayudará a la compañía a descubrir información sobre sí misma. Esta actitud le llevará a la necesidad de divulgar sus informaciones. Por otro lado, la comunicación empresarial es una variable complicada de gestionar, ya que es un área cambiante dentro de las empresas.
En resumen, la Información que se quiere Comunicar será a través de la Divulgación. Aquello que publican o emiten los medios se está divulgando, ya que dichos contenidos quedan al alcance de la sociedad.
En definitiva y como añade G. Sanna (1991): “El éxito depende de cómo sepa uno acercarse al individuo explorando su hipótesis de deseo”.
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